El olfato es esencial en la cata del café, ya que los aromas revelan aspectos importantes como el origen, el proceso de tueste y la frescura del grano. Los compuestos volátiles que emanan del café, como los aceites esenciales y los ácidos, proporcionan información sobre su complejidad y perfil. A través de la percepción olfativa, se pueden identificar notas florales, frutales, especiadas o a nuez, entre otras, que ayudan a los catadores a evaluar la calidad y el carácter único de cada variedad. Un café bien equilibrado y fresco se distinguirá por su fragancia intensa y placentera, mientras que un café de baja calidad puede presentar aromas a humedad o a quemado.
